ENTREVISTA: Azafata nica en vuelos del Papa

Una azafata nicaragüense que cuando está en tierra habita en la Colonia Máximo Jerez de Managua, está viviendo una experiencia inolvidable en el aire: atender al Papa, Juan Pablo II en su nueva gira por tres países del continente americano.

Silvia Irene Iglesias es la compatriota que forma parte de la tripulación del avión Airbus 320 que el Grupo TACA bautizó como "Mensajero de Esperanza", para que trasladara al máximo líder de la Iglesia Católica de Toronto, Canadá a Guatemala y de ahí para México hoy martes. Al pie de la aeronave en el hangar Aeroman, donde se ubica el taller de mantenimiento de la línea aérea, abordamos a Silvia Irene Iglesias quien relató que tiene 18 años de atender pasajeros, 11 de los cuales han sido con la empresa TACA, lo que le ha valido para ser jefe de cabina en la Clase Ejecutiva y coordinadora de la tripulación nicaragüense.

Su labor destacada a través de los años le valió para que fuera escogida como miembro del mosaico de tripulación latinoamericana que, junto al Airbus 320, fue despedida el sábado en el aeropuerto de San Salvador, después de la bendición que estuvo a cargo del Nuncio Apostólico en este país, monseñor, Jacinto Berloco.
Dijo no tener palabras para expresar la emoción que sintió cuando le comunicaron su escogencia para ir en un avión recién estrenado y que fuera acondicionado, para cumplir con las exigencias de El Vaticano, con una cabina papal, nuevas divisiones, hasta rampas especiales para que bajara el Sumo Pontífice. Además y para la ocasión, la línea aérea mandó a elaborar manteles, vajilla y cubiertos, todos con el escudo del Papa Juan Pablo II, a quien le prepararon, para él y sus acompañantes, dos servicios especiales de comida a bordo.

"Esto es algo que jamás pensé. Llegar tan alto dentro de mis experiencias en la aviación. Si me preguntaran, después de esta gira, cuál es el personaje más importante que he atendido en mi vida, diría sin vacilar que el más grande ha sido el Papa, Juan Pablo II", expresó Silvia Irene. Relató que su emoción abarcó a su familia, "los que lloraron conmigo, porque sienten que una bendición ha caído sobre todos nosotros, sobre mi barrio y sobre todo el pueblo nicaragüense, porque me siento orgullosa y sé que pondré muy en alto la bandera de Nicaragua".
LO MIRO DESDE TIERRA EN 1996. Recordó que cuando el Papa Juan Pablo II visitó Nicaragua por segunda ocasión en 1996, pudo verlo desde tierra cuando andaba con un embarazo de seis meses de su hijo, David Gutiérrez Iglesias, quien en la actualidad tiene cinco años de edad.

Esta vez ese acercamiento con el líder de la Iglesia Católica no será desde varios metros de distancia, sino personal en la atención que está brindando la nicaragüense Silvia Irene Iglesias, quien dijo que lo primero que le pediría al Papa Juan Pablo II, es una oración para el pueblo nicaragüense. "En Nicaragua necesitamos que se calmen tantas tensiones. El pueblo necesita empleo y estabilidad. Estoy segura que el Papa me escuchará en mi petición", manifestó. UNA HEROINA PARA VECINA. Entre las experiencias vividas a lo largo de 16 años de andar volando, a Silvia Irene no se le olvida que cuando comenzaba como sobrecargo, al avión se le reventó el cable hidráulico que controla los frenos de la aeronave y le falló un motor, ante lo cual sacó a luz lo esencial para estos casos, mantener la calma y transmitirla a los pasajeros.

"Gracias a las instrucciones sobre seguridad actuamos rápidamente y se pudo superar el percance del cual salimos ilesos todos, junto con la aeronave", relató para quien ese ha sido las horas de su vida en las cuales tuvo que hacer acopio de fortaleza y de demostrar lo aprendido. Recordó que esa experiencia no se la quería contar a su familia, pero una vecina extranjera que la miró llegar en el bus de la empresa, apenas bajó, se dirigió donde su madre, para decirle como una hija a una heroína que les había dado aliento ante la emergencia del avión. "Mantener la calma y transmitirla es nuestra primera misión", expresó Silvia Irene Iglesias, quien hoy martes estará brindando atenciones al Papa Juan Pablo II en su viaje de Guatemala a México, para canonizar al beato Juan Diego, después de haberlo hecho en Guatemala al beato Pedro de San José.